¿Qué es un Comité de Ética?

Los Comités de Ética para la asistencia sanitaria son instancias de diálogo y debate interdisciplinar, con la misión de asesorar a los profesionales sanitarios y a los usuarios que lo soliciten en la solución de los conflictos éticos que se producen en el desarrollo de la tarea asistencial.

lunes, 16 de julio de 2012

Del consentimiento informado a la alianza terapéutica...





Artículo de Paola Binetti que nos invita a reflexionar sobre la relación médico-paciente. La relación médico paciente es entendida como el elemento clave sobre el que girá cualquier intervención terapéutica. 

Esta relación es la llave para poder desarrollar de forma integral y completa el principio ético de la autonomía del paciente. Como hemos visto en las entrevistas publicadas en este blog a Diego Gracia y a Victoria Camps, el adecuado desarrollo del principio de autonomía es considerado como uno de los problemas clave de la bioética en el momento actual y en el futuro próximo.

La calidad y calidez de la relación médico-paciente parece haber sufrido algunas amenazas en los últimos tiempos, el vertiginoso desarrollo tecnológico de las ciencias biomédicas ha contribuido a poner el foco de atención de los cuidados en las máquinas, en la tecnología como respuesta neutra a todos los problemas sanitarios.. restando importancia a los valores, a los miedos, a las creencias, a la humanización de la atención... en definitiva a la relación entre profesionales y ciudadanos.

Otros aspectos que probablemente  hayan influido es la medicina defensiva como respuesta a una progresiva invasión de reclamaciones judiciales frente a las prácticas sanitarias. Esta intervención de los mecanismos legales como fórmula de relación entre profesionales y pacientes ha deteriorado profundamente la humanización de la relación entre ambos protagonistas, aún entendiendo la necesidad que el marco legislativo proteja al paciente y regule el espacio común donde se desarrolla la profesión sanitaria.

Parece que estamos en un momento de enfriamiento de la relación profesional-ciudadano y que el desarrollo de la autonomía aplicado sin una serena reflexión y siempre buscando la motivación real del principio, más que como empoderamiento del paciente en las decisiones vitales que le atañen como un mecanismo de protección para el profesional, al delegar más su responsabilidad en el paciente. Algo a lo que ha contribuido el desarrollo del consentimiento informado como elemento burocrático y desposeído de la esencia del mismo engranado en un proceso activo de informar.

El desarrollo de la autonomía del paciente, el desarrollo real de la autonomía del paciente nos debería llevar a una reconstrucción de la relación profesional-ciudadano basada en establecer una alianza terapéutica donde ambos protagonistas asumieran sus respectivas responsabilidades de una forma progresiva. Donde el profesional sanitario entendiese que esta alianza es un proceso vivo y en construcción, donde debemos cultivar la confianza mútua, donde la capacidad de escucha es una habilidad imprescindible para poder marcar un itinerario terapéutico adecuado para los dos, donde es imprescindible que establezcamos un proceso educativo del paciente para progresivamente ir alcanzando un mayor grado de emponderamiento que le llevará a un mayor grado de autonomía.

La autonomía es un derecho irrenunciable, pero no puede conllevar el abandono del paciente, sino el compromiso de contruir un marco de relación diferente, un compromiso para la escucha activa, para alcanzar acuerdos, un compromiso para ir recorriendo juntos el camino e ir juntos tomando decisiones.

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