Este artículo nos aproxima a lo publicado en un artículo de la revista científica "Pediatrics", donde se apunta que los tratamientos de cambio de sexo están creciendo en menores de edad en Estados Unidos. En el desarrollo del artículo, y tal como lo entiendo, se comienzan a entremezclar diferentes conceptos, como es la transexualidad y la homosexualidad. Por un lado parece que comienzan hablando de tratamientos destinados al trastornos de identidad sexual, donde se produce un tratamiento pautado con diferentes fases y donde se combina, en muchas ocasiones aunque no siempre, tratamiento médico (hormonal) y tratamiento quirúrgico con diferentes técnicas de cirugía de reasignación sexual. Y en el desarrollo del artículo se habla de homosexualidad y de los padres que someten a los niños a tratamientos por miedo a que sean homosexuales. La homosexualidad dejo de ser considerada como una enfermedad por la Asociación Americana de Psiquiatría en 1973 durante la redacción de los criterios diagnósticos que engloba el DSM-III, esto que pudiera no tener más importancia que un recuerdo histórico, si la tiene... ya que la homosexualidad, al no ser una enfermedad, no tiene tratamiento... y por tanto, aplicar tratamientos para modificar la orientación sexual de la persona, atenta contra los derechos humanos, contra la bioética y contra cualquier código deontológico existente... y no se aleja demasiado de los ensayos realizados en campos de concentración nazis para lograr cambiar el color de ojos de una persona o cualquier otro aspecto que no representa ningún problema más que en el prejuicio de personas o colectivos. Dejando esto claro, es cierto que el tratamiento para la reasignación sexual en las personas transexuales genera un debate ético cuando se aborda en edades muy tempranas. Por un lado, el tratamiento hormonal precoz genera unos resultados mejores ya que moderan los cambios asociados a la pubertad y adolescencia, y socialmente serían mejor aceptados si su identidad tiene un mayor grado de coincidencia con su aspecto físico, evitando con ello rechazos sociales y sufrimientos. Pero también es cierto, que en el proceso de desarrollo muchos niños y niñas se identifican puntualmente con personas del otro sexo en un proceso de reconocimiento del otro como refuerzo del propio reconocimiento, voy formando mi identidad al conocer la de los otros y ver las diferencias. Entiendo que estamos ante un debate que viene marcado por intentar una identificación precoz de las personas transexuales con el objetivo de iniciar el tratamiento lo antes posible para mejorar su calidad de vida, al sentirse más identificados con su cuerpo y ser más aceptados por la sociedad; y por otro lado, el evitar errores en esa identificación, evitando tratar como personas transexuales a personas que no lo son, y generarles problemas por esa intervención. El sentido común, así como la protocolización de los procesos teniendo en cuenta siempre el principio de "no maleficiencia" puede darnos la respuesta. Los artículos confusos, que mezclan orientación sexual e identidad sexual.. y exponen casos extremos acompañados con adjetivos estilo "aberrantes" no ayudan a generar conocimiento, no ayudan a que la sociedad tenga mayor información sino que genera desinformación y desconocimiento, así como aumento de prejuicios y dogmas. Prejuicios y dogmas son el mayor enemigo del debate, del diálogo y de la gestión del espacio público; sustrato esencial de la bioética.
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